CENTRO MÉDICO Y FERTILIDAD

Aunque hoy día cuando se hacen técnicas de fecundación in vitro se pueden manipular de forma clara tanto el gameto masculino o espermatozoide como el gameto femenino u ovulo, no siempre se tuvieron estos conocimientos.
Los tres hitos más importantes desde el punto de vista histórico en reproducción fueron: en primer lugar, la visualización del espermatozoide, posteriormente del ovulo, y como colofón, el descubrimiento de la unión del espermatozoide con el ovulo como factor primordial para la procreación.
Pero naturalmente antes de estos hallazgos, nacían niños, y se vislumbraba que las relaciones sexuales, y la menstruación de la mujer tendrían algo que ver. Daremos algunas pinceladas de cómo se entendía la procreación en esos tiempos.
El primer hito histórico fue la visualización del espermatozoide por Antonie Van Leeuwenhoek (científico autodidacta) en 1677, parece ser influido por la comunicación de un alumno de medicina Joham Ham , quien había observado unos pequeños animalillos que se movían en el eyaculado, esto fue inicialmente interpretado como hechos debidos a la degradación del semen.
Desde esa época hasta la actualidad, se han ido descubriendo estudios más detallados de los espermatozoides, como hecho curioso digamos que inicialmente se entendía el movimiento como rectilíneo, similar al que hacen las anguilas a través de movimientos de la cola. Estudios recientes en 2020 comprobaron con grabaciones en 3 D que los movimientos son unilaterales haciendo giros como hacen las nutrias al nadar.
Tuvieron que transcurrir 150 años para que el embriólogo Karl Erns Von Baser en el año 1827 constatara la presencia de óvulos en los animales mamíferos. Y tuvieron que pasar otros 50 años para que en 1928 para que Edgar Allen describiera el ovocito humano.
Teniendo identificados los dos gametos, el espermatozoide y el ovulo, no fue hasta finales del siglo XIX, cuando un biólogo alemán Oskar Hertwig en 1875, observara el esperma de un erizo de mar fusionarse con un ovulo, y de esta manera se reconocería el evento importante de la fecundación.
¿Y sin conocer estos hallazgos o conocidos de forma parcial, como se entendía en ese tiempo la aparición de niños en el mundo?
Desde los más remoto se dio por sentado que el sexo tenía algo que ver con la procreación, aunque todas las veces que había apareamiento, no siempre daba origen a un nuevo ser. Esto creó la necesidad de unir el sexo con otros elementos, como, influencias con las fases lunares, la posición del coito, las condiciones atmosféricas e incluso la maldad o bondad de las parejas. Y también las creencias religiosas como es habitual en todas las épocas para intentar entender hechos no comprensibles.
Los griegos con el fin de endiosar a los hombres creían que el esperma era como una gota de cerebro, como una poción mágica capaz de poner la vida en marcha, en cuanto a la mujer algo tenía que ver, porque ella era la que paria los hijos, pero su papel era relegado a mera incubadora
Aristóteles creía que él bebe físicamente, aparecía de una mezcla de semen y de sangre menstrual, dos elementos que se podían observar, además con una lógica ineludible ya que en la mujer que gestaba desaparecían las menstruaciones, para reaparecer después de haber dado vida a un nuevo ser.
En 1492, Leonardo Da Vinci en una lámina anatómica representa el coito de una pareja, en la que describe dos canales dentro del pene, uno inferior que llevaría la orina, y, otro superior conectado con la columna espinal y el cerebro. Imaginando una conexión del útero con los pezones, y que la leche materna seria sangre menstrual refinada.

Durante los siglos XVII, XVIII y muy entrado el XIX aseguraban que Dios había hecho a todos los seres humanos, desde la época del jardín del Edén. Todas las personas esperaban para nacer unas dentro de otras, como las muñecas rusas, y que procedían de los testículos de Adán o los ovarios de Eva.
En estos siglos que ya se sabía la existencia del espermatozoide y del ovulo, se plantearon discusiones muy enconadas, unos a favor que estos seres preformados estarían en los óvulos y otros a favor de que estaban en los espermatozoides.

Todas estas concepciones finalizarían con el hallazgo de Oskar Hertwig en 1875 al descubrir la base científica de la fecundación.

IMAGEN: https://www.wonderyears.com.sg/pregnancy/your-pregnancy-week-2
Gregorio Manzanera