La tecnología avanza muy deprisa y todos lo podemos ver en nuestro día a día cotidiano.
Este avance no da la espalda a la medicina reproductiva. Una de las técnicas que más ha evolucionado estos últimos años es el diagnóstico genético preimplantacional (DGP), que consiste en analizar varias células del embrión para ver si éste posee alguna enfermedad genética o alguna anomalía cromosómica.
Hasta hace poco tiempo, este análisis solo se podía realizar biopsiando el embrión, es decir, teníamos que abrir el embrión con la ayuda de un laser y extraer células para su posterior análisis (DGP invasivo). Desde hace 2 años el avance tecnológico nos permite analizar células que el embrión expulsa al medio de cultivo utilizado en el laboratorio de embriología (DGP no invasivo), obteniendo un resultado muy fiable sin dañar al embrión.
El DGP no invasivo tiene como ventaja principal que no necesitamos biopsiar al embrión con los daños colaterales que eso puede generar y aunque todavía no alcanza la fiabilidad del invasivo (96%), si se obtienen resultados muy fiables de aproximadamente un 85%.
Este DGP no invasivo, como todas las tecnologías de última generación, todavía tiene algunas limitaciones que no presenta el invasivo.
No es capaz de detectar en el embrión anomalías genéticas, solo es capaz de detectar anomalías cromosómicas. Es decir, no es capaz de detectar enfermedades como la fibrosis quística pero si es capaz de detectar enfermedades como el síndrome de Down. Y dentro de las anomalías cromosómicas, tampoco es capaz de detectar algunas anomalías estructurales como puedan ser las traslocaciones.
Todas estas limitaciones muy pronto dejarán de serlo y el DGP no invasivo irá ganándole terreno al invasivo hasta hacerlo desaparecer.
Como dijo Arthur Clarke: “La magia es solo Ciencia que no entendemos aún”.
Daniel García
Embriólogo
IMAGEN: https://www.clinicasfertilidad.com/reproduccion-asistida/diagnostico-genetico-preimplantacional