Seguro que habréis oído la gran noticia que a principios de este verano sacudió el mundo científico: el éxito de la aplicación de las “tijeras moleculares”.
La herramienta utilizada fue la técnica CRISPR-Cas9. Tiene como base una enzima que actúa cortando las partes no deseadas del genoma para poder reemplazarlas por otras, de ahí el nombre de “tijeras moleculares”. Algo parecido a lo que hacemos habitualmente con un procesador de texto cuando corregimos un error.
El estudio se llevó cabo en la Universidad de Ciencias y de la Salud de Oregón, (EEUU) por científicos estadounidenses, chinos y surcoreanos. En este caso los investigadores emplearon esta herramienta para corregir el gen portador de la cardiomiopatía hipertrófica en embriones humanos. Los investigadores realizaron una fecundación in vitro de los ovocitos femeninos normales con espermatozoides portadores del gen defectuoso. Al mismo tiempo que el esperma, los científicos introdujeron las herramientas de edición genética. El 72% de los embriones (42 de 58) fueron corregidos. De forma natural, el valor de la tasa hubiera sido del 50%.
Este éxito de la investigación abre las puertas para el avance del tratamiento de las enfermedades genéticas en un futuro y también un extenso debate sobre cuestiones morales y éticas. Algunos plantean que igual que se corrige una enfermedad, se podría utilizar este mecanismo para modificar genéticamente embriones con otros objetivos, como por ejemplo, seleccionar ciertas características físicas. Pero, ¿hasta qué punto es ético no evitar una enfermedad sabiendo que tenemos las herramientas para ello? El debate está servido…
María Pombar Gómez
Embrióloga
Centro Médico Manzanera